Hoy nos vamos a uno de los últimos iconos arquitectónicos incorporados al patrimonio de El Prat de Llogregat, mi pueblo. Se trata de una costosa obra que rinde homenaje al premio nobel de la paz de 1993. Hoy nos acercamos por la ribera del río Llobregat para conocer el Puente de Nelson Mandela.

Y qué mejor definición de lo que significa este puente que usar una frase del propio Nelson Mandela: «la mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre». Y eso es precisamente, a mi entender, lo que simboliza este puente, una construcción que representa todo un cambio urbanístico de esta zona de la desembocadura del río: pasamos de unas zonas agrarias afectadas por el paludismo hasta finales del siglo XIX a una zona logística impresionante en este inicio de siglo XXI que tiene como centros de atracción de su actividad económica al puerto y al aeropuerto de Barcelona. Y en esto consiste la gloria, pues ante la adversidad de una economía agraria caída  se ha desarrollado todo un sistema industrial y tecnológico con gran potencial de exportación. Y seguimos avanzando.

Y es que no hace tantos años que sobre estos terrenos se encontraba una tierra rica en nutrientes, siendo esta zona agraria la despensa de Barcelona. Cultivos de arroz, hortalizas y verduras gozaban de gran fama y popularidad gracias a las fértiles tierras agraciadas con las riadas del río en este último tramo y a diversos canales que suministraban agua para el riego. Una potente actividad agrícola y ganadera a principios del siglo XX posibilitó, también, un auge importante de esta zona en este sector primario.

Pero ante la creciente necesidad de expansión de la ciudad de Barcelona durante el siglo XX, se planteó a nivel político una proyección a largo plazo de todo un sistema urbanístico, logístico e industrial en esta zona al sur de la ciudad que ha ido transformando paulatinamente el modo de vida económico de todo este territorio.

Aunque la Zona Franca (un gran polígono industrial que sigue abasteciendo de logística al puerto de Barcelona) ya estaba desarrollada con anterioridad, la gran transformación de esta zona cobró forma desde el último cuarto de siglo pasado con el desvío y la canalización del río en este último tramo de su cauce, seguido de ampliaciones en el aeropuerto de Barcelona-El Prat y del puerto de Barcelona, junto con una nueva zona de actividad logística del puerto. Pero, aunque todavía no se ha acabado todo el proceso, faltaba una pieza importante que conectara los principales viales de esta zona situados a ambos lados del río. Y esta pieza es este puente que visitamos hoy.

El puente fue realizado por el ingeniero Carlos Martínez Berzosa y destaca por su diseño imponente y por su característico color blanco. Es el último puente del río y se enmarca junto al espacio natural del Delta del Llobregat, un paraje de gran riqueza faunística y floral.

Desde la distancia asombra su vano central que alberga una distancia de 150 metros, lo que lo hace figurar entre los más destacados de Cataluña. Pero sus medidas son aún más espectaculares pues mide 304 metros de largo y una anchura próxima a los 30 metros.

Aunque se inauguró el 11 de febrero de este año 2016 no entró en funcionamiento hasta el mes de abril. Presenta una funcionalidad tal que incorpora cuatro carriles (dos en cada sentido) y espacio en el lateral para los peatones y los ciclistas. Se accede para el tráfico rodado a través de una rotonda en cada uno de sus lados. Además, los peatones podemos acceder por unas escaleras por su lado sur, junto a la propia ribera del río. Mientras caminamos, camiones y vehículos comerciales pasan a nuestro lado. También es un lugar propicio para ciclistas que vienen a cruzarlo así como curiosos que sólo vienen a contemplarlo y a disfrutar de sus vistas.

Otro factor a tener en cuenta es el visual, con esas elegantes líneas que presenta su estructura, con una disposición que invita a pasear y a buscar ángulos curiosos y perspectivas encantadoras con que regalar a nuestros ojos. Además, las panorámicas sobre los espacios aledaños son magníficas, pues hace la función de balcón sobre el río pudiendo observar la zona sur de la ciudad de Barcelona así como la montaña de Montserrat, igual que la parte de la desembocadura del río.

Desde estas líneas os animamos a que lo descubráis. Esperamos que lo disfrutéis, al menos, tanto como nosotros.

Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.

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Nota: Todas las fotos que ilustran este reportaje fueron realizadas por mí en septiembre de 2016.  

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