Hoy nos vamos a dedicar a descubrir un poco más la tradición japonesa de la veneración de la belleza de las flores, concentrada en la admiración de la flor del cerezo (en japonés sakura). A esa contemplación se la conoce por el nombre de Hanami y se ha convertido en toda una fiesta nacional que se está celebrando durante estas fechas.
Es un festival muy arraigado dentro de las tradiciones más ancestrales del país del Sol Naciente en el que sus habitantes se congregan junto a estos árboles para prendarse en una fiesta desarrollada en un entorno familiar, de amistad e, incluso, de trabajo y compañerismo.
El momento aparece suavemente marcado en el calendario, pues de este color rosáceo pálido son las tonalidades florales que adquieren los campos de cerezos, legendarios en todo el país nipón. Y no hay japonés que no se preste a compartir los buenos deseos con esta fiesta convirtiendo estas fechas en exacerbación de una pasión común.
Incluso el servicio nacional de meteorología del país dispone de un mapa específico donde va actualizando de una forma continua la previsión de floración de esta especie arbórea a todo lo largo y ancho del país. Os dejo aquí un enlace donde podréis observar el pronóstico de la floración de estas flores. Esto puede ayudar a determinar al viajero cuál es la mejor época para visitar según qué ciudades y trazar una ruta para poder ver ese acontecimiento en diferentes lugares y en su mejor momento.
A modo de curiosidad los primeros árboles florecen en la isla de Okinawa y los últimos en la isla de Hokkaido.
Los jardines repletos de estos árboles se convierten en enormes mantos rosáceos donde los japoneses descansan a su sombra, pasean y hacen pícnic en un entorno lleno de felicidad.
Otro de los acontecimientos a tener en cuenta es el disfrute de esta misma floración por la noche. A este hecho se le denomina yozakura. Cuando la luz diurna desaparece es sustituida por fanales que decoran con su luz esos mismos espacios floridos creando una atmósfera muy interesante.
El periodo de floración de esta flor es muy corto (con suerte llega a las dos semanas) y esto ha convertido esa explosión floral en un momento tan importante y único del año que incluso en la propia cultura de los samuráis ya figuraba representada esta flor como su emblema, pues en su filosofía fortalecía al guerrero en su lucha por hallar la muerte. En la forma de entender la vida de estos guerreros la flor reflejaba la belleza y el tono rosáceo de los pétalos al caer reflejaba la sangre del guerrero herido de muerte. Para ellos era fascinante esa interpretación en la que el samurái debía dar el máximo de él (muriendo joven si era necesario) para poder mantener a salvo de peligros su comunidad. De esta forma conseguía ser honrado y recordado por los suyos como un gran guerrero.
Si tenéis la suerte de poder disfrutar de una visita por Japón durante estos días podéis acercaros en Tokio hasta el Parque de Ueno o el parque Sumida para observar este festival de color. También podéis contemplarlos en el Jardín Botánico de Koishikawa. En Kioto podréis encontrarlos en el Parque Maruyama, el Santuario shinto de Heian, Arashiyama o en los propios márgenes del río Kamogawa. Además, una visita al monte Yoshino, al castillo de la ciudad de Tsuyama, al río Asuwa o al Parque Nara, también os permitirá recorrer y visitar el país persiguiendo esta tradición floral.
Pero si no podéis desplazaros hasta estas tierras niponas, también podéis admirar y, por qué no, practicar este rito del hanami por tierras españolas. Os dejamos un listado con algunos lugares emblemáticos dentro de nuestro territorio:
El valle del Jerte (Cácerez), el valle de las Caderechas (Burgos), la Quinta de los Molinos (Madrid), el Valle del Río Cantos (Ávila), el Valle de Ebo y el Valle de la Gallinera (ambos en Alicante), Bolea (provincia de Huesca y muy próxima al Castillo de Loarre), Alfarnate (Málaga), Milagro (Navarra), Serra (Valencia), El Frasno (Zaragoza), Albalate del Arzobispo (Teruel), Corullón (León), Mieza (Salamanca), Torres (Jaén) o Sant Climent de Llobregat (Barcelona).
La imagen que aparece en el inicio del artículo se corresponde con un Prunus avium cuya flor es blanca. Es una variedad de cerezo que se cultiva en la cuenca mediterránea.
Desde estas líneas os animamos a que lo descubráis. Esperamos que lo disfrutéis, al menos, tanto como nosotros.
Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.
Nota: Todas las fotos que ilustran este reportaje fueron realizadas por mí en marzo de 2017.
©Joan Oliveras. Todos los derechos reservados.
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Muchas gracias por la bonita foto y por toda la información que aportas.
Buen domingo.
Un abrazo.
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Qué mejores sensaciones en estas fechas primaverales que comenzar a disfrutar esta estación con una flor tan hermosa. Te deseo una feliz semana, Isabel. Un abrazo.
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