British Museum de Londres

Covid-19 Diario de un confinamiento. Día 11. La batalla de Pelusio

Como de batallas se trata en esta lucha contra el maldito coronavirus, hoy os traemos a este blog una batalla desarrollada con un animal doméstico muy particular. Por todos es conocido que el ser humano se ha valido de las habilidades de determinados animales para emplearlos como recursos en las contiendas desde tiempos inmemoriales: caballos, mulas, elefantes, camellos, dromedarios, perros, palomas (mensajeras) y otros han sido ampliamente utilizados. Pero, quizás, lo que menos uno piense es en el uso de los gatos. Y, aunque pueda parece extraño, sí hubo una contienda llevada a cabo con tales animales. Así que hoy os contaremos la curiosa Batalla de Pelusio en la que estos felinos tuvieron una especial implicación en el devenir de la misma.

Cuando Psamético III se convirtió en faraón, en el 526 a.C. lo hizo sin saber que se convertiría en el último gobernante de estirpe nativa de la XXVI dinastía. Atrás quedaban prósperos años derivados del extenso reinado de su padre, Amusis II.

En aquella época los persas se encontraban en plena expansión territorial siendo Egipto un estado más que apetitoso para aumentar su hegemonía en el mundo conocido por lo que el rey pérsico Cambises II aprovechó la debilidad de poder del nuevo gobernante para ordenar la invasión de esas tierras atravesando, para ese cometido, la península del Sinaí con tal de encarar con su poderoso ejército las tierras fértiles del Bajo Egipto. 

Y todo ello, según cuenta el registro histórico, debido a que Cambises II se tomó muy mal la afrenta de haber sido ofendido por Amusis II al haberle enviado una falsa hija propia como concubina para sellar una alianza entre ambos estados.

Pero para cuando se inició la invasión el antiguo faraón ya había muerto y su hijo y linaje serían quienes sufrirían las consecuencias.

Emplazadas en las llanas tierra deltaicas las tropas persas se encontraron con unas tropas egipcias faltas de valor y de coraje que, comandadas por un faraón con afán de emular las  gestas y hazañas de sus predecesores, apenas tenía posibilidades ni capacidad de frenar el empuje de las huestes reunidas por Cambises II.

Sabedores de la importancia de la conquista y de la riqueza de los botines que se podían obtener los persas aunaron esfuerzos por lograr alianzas con los pueblos del mar aumentando su ya importante ejército con valiosas tropas aliadas que veían en la caída de Egipto un beneficio comercial y territorial.

Por contrapartida entre las fuerzas egipcias se hallaban encuadradas escasas tropas aliadas que suponían unos refuerzos pobres.  El ejército faraónico se dispuso en posición defensiva en los alrededores de la ciudad de Pelusio. Corría el año 525 a.C.

Allí, frente a frente, se encontraron los dos bandos. El combate se presentaba sangriento, fratricida y con un enorme coste en vidas para ambos contendientes. Unos para conquistar unas tierras ricas en recursos y los otros para defender sus tierras, sus propiedades y sus familias.

El rey persa sabedor de las dificultades para mantener unas tropas con la moral alta y sabedor de su poder ganador, quiso disminuir sus bajas en combate. Para ello urgió un plan para derrotar con el menor coste de vidas propias a unas tropas faraónicas mal dirigidas y exentas de moral.

Desarrolló un plan que contemplaba el fervor que los egipcios tenían hacia su diosa Bastet, diosa del hogar y la maternidad que era representada por un cuerpo de mujer con cabeza de gata.

Hacemos un pequeño inciso para recordaros que en el artículo dedicado a la diosa Bastet publicado en este mismo blog os explicamos ese fervor. Podéis acceder a él pulsando aquí.

Sabedores de ese fervor y veneración de los egipcios hacia su diosa, los persas dibujaron en sus escudos motivos con la imagen de esta diosa. Del mismo modo también ataron gatos vivos a sus escudos con la idea que sirvieran como escudos protectores.

De esta forma los egipcios se vieron sorprendidos con esa argucia. Tendrían que enfrentarse a un enemigo que usaba a los gatos como escudos, un animal al que los egipcios veneraban con auténtica devoción.

Con ese panorama y ante ese reto sólo hacía falta conocer cómo iban a reaccionar los egipcios hacia tal ofensa.

Ante tal situación los egipcios creyentes que cualquier gato lastimado o muerto cobraría en la diosa una gran ofensa y se les podía volver en contra, desistieron de combatir siendo gran parte de su ejército fatalmente aniquilado en el transcurso de la batalla.

Aquellos que consiguieron escapar sin combatir se refugiaron tras los muros de la ciudad de Pelusio con la intención de plantar cara a las huestes persas.

Pero, del mismo modo los atacantes arguyeron una nueva estrategia similar a la anterior para evitar que los egipcios combatieran. Lanzaron gatos vivos por encima de las murallas en lo que fue considerado por los defensores como otra horrible afrenta de su diosa.

Los defensores huyeron dejando la ciudad sin defensa y a merced de los atacantes. La retirada los llevó a Menfis, donde tras un asedio el faraón se rindió y fue capturado convirtiéndose en el último faraón de su linaje en gobernar esas vastas tierras deltaicas bañadas por el Nilo. En el conflicto se considera que el ejército faraónico sufrió unas pérdidas aproximadas de unos 50.000 hombres.

La consecuencia de todo esto fue un cambio de poder que permitió a Cambises II convertirse en el primer faraón de la dinastía persa (la XXVII).

La imagen que encabeza el artículo de hoy fue tomada en el British Museum, en Londres.

Mientras tanto, seguimos confinados a la espera de buenas nuevas sobre la erradicación del Covid-19.

Desde estas líneas procedemos a dar muchos ánimos a todos los afectados esperando que os sea lo más leve posible. 

Del mismo modo desde estas páginas mostramos también toda nuestra solidaridad hacia todos los efectivos sanitarios y farmacéuticos, a los componentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y demás profesionales de diversa índole que con su inestimable esfuerzo solidario hacen posible avanzar valientemente hacia la erradicación de esta terrible plaga del siglo XXI.

No obstante, desde estas líneas os animamos a que descubráis más sobre los felinos. A nosotros nos encantan. Esperamos que los disfrutéis, al menos, tanto como nosotros y en un futuro lo más próximo posible, si no lo habéis hecho ya.

Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas. 

Localización:

Todas las fotos que ilustran este reportaje fueron realizadas por mí en octubre de 2018.

PD.: Como blog viajero y, en cierto modo también comunicativo, me limito a realizar una labor de divulgación de aquellos aspectos que me parecen atractivos en este mundo que me rodea. A través de los artículos publicados, en donde expreso mis inquietudes y reflexiones, pretendo aportar una experiencia que pueda ser válida para quienes puedan seguirme e interesarse por alguna de las temáticas aquí planteadas. Os agradezco vuestros comentarios pues así podremos compartir conocimientos y enriquecernos mutuamente lo cual redundará en un beneficio para todos los lectores. 

©Joan Oliveras. Todos los derechos reservados.

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