Hoy hace un año de los sanguinarios atentados terroristas de Barcelona y Cambrils, del que nos hicimos eco en nuestro blog a través de este post.
Esa fecha no desaparecerá de la memoria de nuestras cabezas, por muchos años que vivamos. Como otras capitales y ciudades del mundo, estas dos ciudades mediterráneas fueron víctimas inocentes de la peor inconciencia humana y de la más absoluta y banal atrocidad que un desalmado grupo terrorista podía realizar en nombre de no se sabe qué insensata forma de entender una ideología religiosa, pues ninguna religión se postula en contra de la vida.
En estos días se están divulgando por los medios de comunicación diferentes aspectos del proceso investigador que se está llevando a cabo, los cuales seguimos con bastante interés.
Cinco días después del atentado me acerqué a pasear por La Rambla, esa gran arteria que aproxima y une el centro de Barcelona con el mar y que fue el fatídico lugar del vil acto terrorista de la Ciudad Condal. Aquel día el silencio tomó forma. Esa gran vía por la que caminan miles de personas diariamente había perdido su sonora vida y esa alegría, que le da ese carácter tan particular, había desaparecido.
Ese silencio estaba acompañado de pequeños memoriales en recuerdo de las víctimas. Cuantas personas estábamos nos acercábamos a contemplar las escenas tristes que se reflejaban alrededor de estos memoriales. Era un escenario en la que todos éramos actores y espectadores a la vez. Miradas perdidas y muchas preguntas sin respuesta revoloteaban en nuestras cabezas.
A consecuencia de esa visita redacté este post que os invito a leer.
Desde ese día he vuelto varias veces a pasear por La Rambla y poco a poco ha ido volviendo a su normalidad más sonora. Esa mudez sobrevenida ya ha desaparecido. Su tan apreciada sonoridad ha vuelto a cobrar vida. Y, en estos días, vuelve a estar plagada de extranjeros que visitan la ciudad, muchos de los cuales pasean inconscientemente por este lugar sin reconocer que aquí hubo víctimas de un terrible atentado terrorista.
Sirva este pequeño redactado para rendir un más que sincero homenaje a todas las víctimas del terrorismo independientemente de su raza, su género, su condición social o sexual, su creencia religiosa o cualquier otra circunstancia que pudiera generar un perfil diferenciador con el resto de la sociedad.
Desde luego que todos somos personas y que todos tenemos derecho a vivir y a convivir en paz. ¡Faltaría más!
Hoy nos volvemos a acoger al lema de aquellos días: #notincpor (#notengomiedo).
Desde estas líneas os animamos a que lo descubráis. Esperamos que lo disfrutéis, al menos, tanto como nosotros.
Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.
Nota: Todas las fotos que ilustran este reportaje fueron realizadas por mí en agosto de 2017.
PD.: Como blog viajero y, en cierto modo también comunicativo, me limito a realizar una labor divulgativa y desinteresada de aquellos aspectos que me parecen atractivos en este mundo que me rodea. A través de los artículos publicados, en donde expreso mis inquietudes y reflexiones, pretendo aportar una experiencia que pueda ser válida para quienes puedan seguirme e interesarse por alguna de las temáticas tratadas. Os agradezco vuestros comentarios pues así podremos compartir conocimientos y enriquecernos mutuamente lo cual redundará en un beneficio para todos los lectores.
©Joan Oliveras. Todos los derechos reservados.
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We can’t and musn’t forget all this terrorism, everywhere ! 😦
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It’s a serious problem in our society, and its solves is difficult. We are still a glimmer of hope.
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