El tiempo pasa, inexorablemente.
Cada instante se convierte en una oportunidad de aprovechamiento. Una vez transcurrido, ya es pasado y no hay vuelta atrás.
Y así se repite continuamente a todo lo largo de nuestra vida.
De tal forma que al inicio de la lectura de esta frase esto era futuro y ahora ya es pretérito. ¡Maldito instante desaprovechado!
Convivimos contrarreloj en un espacio temporal fijado de antemano con fecha y hora de caducidad. ¡No le demos tregua!
Hay muchos propósitos por cumplir. ¡Vamos a por ellos!
Inexorablemente, el tiempo pasa.
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© Joan Oliveras. Todos los derechos reservados.
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Así es. Por eso ya los antiguos habían escrito en letras de oro «Tempus fugit»…
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Yo aún iría más lejos en el tiempo: El «todo fluye», de Heráclito de Éfeso, lo define a la perfección. Nada es eterno, todo es cambiante y, por tanto, todo tiene fecha de caducidad. Un saludo.
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