Blanco y Negro

La Superluna del 30 al 31 de enero de 2018

Hace tiempo que queríamos fotografiar la Luna en su pleno apogeo. Momentos no nos han faltado ya que desde hace varios meses se han sucedido una serie de Superlunas de las que por diversos motivos no hemos podido fotografiarlas aunque sí visualizarlas y disfrutar de sus encantadoras vistas. Pero por fin, los astros se han alineado a nuestro favor y nos han permitido disfrutar de su vista y, además, tomar la imagen que aparece en la parte superior. La Luna está más estupenda que nunca.

La noche ha sido fresca y con cierta calima en las inmediaciones de Barcelona, con una ligera brisa que ha conseguido abrigarnos más de lo habitual (aunque en estas latitudes es invierno y el clima está resultando ser más cálido de lo habitual para esta época del año) .

Además, y curiosamente, hoy se han dado cuatro circunstancias especiales (desde 1866 que no se producían unas de similares) aunque desde nuestra localización sólo hemos podido observar dos de ellas.

Estos cuatro fenómenos atmosféricos coincidentes son los que indicamos a continuación:

La Superluna pasa por ser el fenómeno mediante el cual la luna llena coincide con su perigeo. Explicado de otra forma, sucede cuando la distancia del satélite a la Tierra es mínima, y por tanto sus dimensiones aparecen mayores ante nuestros ojos con un tamaño que oscila entre el 10 y el 15 % superior al de su tamaño habitual.

La Luna Azul es simplemente la nomenclatura para definir el hecho de coincidir dos lunas llenas durante un mismo mes. En cierto modo no es nada más que un concepto estadístico basado en el calendario.

El Eclipse Total de Luna sucede cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, quedando esta última bajo la sombra de nuestro planeta. Este eclipse producido hoy no ha sido visible en Europa Occidental por lo que no nos ha sido posible apreciarlo. Así que ya estamos ansiosos por observar el próximo eclipse que se produzca en nuestra latitud.

Y, por último, la Luna de Sangre, denominado así por el enrojecimiento del satélite a consecuencia del eclipse. En este proceso (denominado científicamente como Dispersión de Rayleigh) el reflejo de la luz solar sobre la atmósfera produce una dispersión en el canal de frecuencia de luz azul y verde reflejando a su vez los tonos rojos sobre la superficie de la Luna, tiñéndola. Tampoco lo hemos podido apreciar.

Si habéis podido disfrutar de estos fenómenos astronómicos desde otras latitudes, ya nos explicaréis qué sensaciones habéis tenido, pues la mera observación de tal fenómeno es cambiante en función del lugar desde donde uno observe.

Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.

Nota: Todas las fotos que ilustran este reportaje fueron realizadas por mí en enero de 2018.  

©Joan Oliveras. Todos los derechos reservados.

4 respuestas »

  1. Preciosa imagen la tuya también. Nuestro satélite se propaga con su fotogenia y su natural belleza que nos ofrece estupendas imágenes de su cara visible. Es de suponer que su otra cara, la oscura, sea también tan bella y sensual como ésta. Un saludo.

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