Hoy nos vamos a la estación de Atocha, en Madrid, para visitar una sala que es llena de sentimientos y recuerdos. Hoy visitamos el Memorial de las Víctimas del 11-M.
Hoy nos acercamos a un rincón que ojalá no existiera, no por el lugar, sino por la significación de los hechos que representan. Aún recordamos ese fatídico 11 de marzo de 2004. Son de esas fechas que se quedan grabadas en la memoria colectiva. Aquel día cambiaron muchas cosas en España. Y también nosotros. Y, aunque ya han pasado 11 años desde aquel día, el recuerdo del atentado sigue presente en nuestras mentes. 192 personas murieron asesinadas por una causa que no hay manera de entender. Por desgracia, eso mismo sucedió en Nueva York, en Londres, en París y en otros lugares del mundo.
Desde que fue inaugurado, el 11 de marzo de 2007, nuestra intención fue la de acercarnos para rendir un sincero homenaje a las víctimas de tan tremendo suceso. Ahora, por fin, hemos podido realizar esa visita. Y la verdad es que ha sido un momento lleno de emociones.
El memorial consta de dos partes, una interior y otra exterior.
La interior se denomina “Vacío azul” y tiene tan singular nombre por el color que ilumina la diáfana sala y que protagoniza todo su interior. Simboliza la soledad como contemplación y esperanza. Es un auténtico refugio de silencio donde la frialdad de la atmósfera que evoca ya se constata desde el exterior de la sala.
La entrada es libre aunque hay una persona que controla el acceso. Previa a la sala y en un pequeño vestíbulo se encuentran los nombres de las 191 víctimas del atentado más el nombre del agente policial que murió días después en una explosión provocada por los propios terroristas en su suicidio.
Accedemos a la gran sala azul. El silencio se hace patente. La luz también. Ambos en plena sintonía simbolizan un ambiente de recogimiento y de emociones. A un lado de la sala un banco alargado con diez puntos marcados para sentarse nos acomodan e invitan a la contemplación y a la meditación. La sala es un remanso de paz.
Al otro lado de la sala un lucernario es el único elemento de distorsión de todo el conjunto. En él, se eleva sobre una estructura externa cilíndrica de 11 metros una membrana donde se inscriben diferentes frases formando una estructura escrita en espiral. Estos mensajes fueron recopilados de los frases escritas por diferentes personas anónimas en las zonas habilitadas durante los días posteriores a la tragedia en las estaciones de Atocha, el Pozo y santa Eugenia, así como en la calle Téllez, lugares de los atentados. En ellos se expresan mediante diferentes idiomas toda clase de emociones y sentimientos.
La tendencia natural nos lleva a acercarnos hacia debajo del lucernario para, alzando la vista, observar su interior iluminado con luz blanca. Leer los mensajes escritos es entrar en un mucho de emociones y sentimientos. Y ya el primero de ellos es toda una declaración de sensatez: «Hace falta mucha fantasía para soportar la realidad«. Hay hechos que no tienen explicación.
En cierto modo, el lugar nos recuerda a la Neue Wache en el sentido de la disposición de la sala y del gran agujero redondo en el techo (en este caso no da al exterior, pero sí hacia la expresión de un cielo artificial). Falta la estatua de la Pasión, pero es propiamente sustituida con el posicionamiento de cualquiera de nosotros que se coloque debajo del óculo para observar su interior.
Pero la curiosidad nos envuelve y decidimos observar su parte exterior. Es el espacio externo al lucernario. Una vez afuera de la estación descubrimos que la paz interior se convierte en tormento exterior pues la figura resulta ser un cilindro de 11 metros de altura (todo un simbolismo numérico) realizado con 15.000 piezas de vidrio macizo a modo de ladrillos pegados entre ellos, donde la circulación de los vehículos en torno a ella se torna caótica y ruidosa.
Sirvan estas líneas para rendir un sentido homenaje a todas aquellas personas, víctimas y familiares que quedaron terriblemente marcadas para siempre por ese horrible suceso.
Desde estas líneas os animamos a que lo descubráis. Ya nos contaréis.
Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.
Localización:
Nota: Todas las fotos que ilustran este reportaje fueron realizadas por mí en octubre de 2015.
©Joan Oliveras. Todos los derechos reservados.
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DEP por siempre
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Nunca he visitado el memorial,al ver las fotos y leer el texto me han embargado los mismos sentimientos de aquel fatídico día.
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