Arquitectura

El Castillo de Uchisar

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Hoy nos vamos a descubrir un lugar de la Capadocia donde el tiempo parece haberse parado. Un enclave donde los habitantes del lugar supieron aprovechar las condiciones geológicas del territorio para guarecerse de las duras condiciones climáticas y de los feroces ataques de los bandidos que asolaron estas tierras. Hoy visitamos el Castillo de Uchisar.

Capadocia se encuentra en Anatolia Central, actual República Turca. Es un espacio desolado y con una peculiar estructura geológica que hace que este territorio sea único. El hombre, desde tiempos remotos, ha aprovechado las curiosas formas en este terreno debidas a la erosión y a la blandura de la roca existente para construir sus viviendas en el interior de la tierra, tanto bajo el suelo (en ciudades subterráneas) como en promontorios como es este espacio que hoy visitamos.

Al ser esta zona punto de paso y parada obligada de las antiguas rutas de caravanas que cruzaban de este a oeste (y a la inversa) todo este territorio, los pueblos y ciudades tuvieron que proveer seguridad y cobijo a los mercaderes, a las mercancías y a los animales que formaban las largas hileras de caravanas. De eso supieron sacarle provecho económico. Pero para eso, tuvieron que desarrollar un sistema defensivo subterráneo en todos estos asentamientos que resulta paradigmático y es el que se nos ofrece actualmente a la vista.

Y una de las zonas que destacan, por ser visibles desde gran parte del valle de Göreme, es el llamado castillo de Uchisar, formado por dos prominentes cerros. Aunque no es un castillo a efectos formales (en realidad es una fortaleza), su forma recuerda a esa clase de construcciones por asemejarse a los castillos con torres de defensa.

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Horadada en un cerro se encuentra una de las maravillas más sorprendentes de la región. Una fortaleza erigida en forma de queso de gruyere donde en su interior diversas galerías, túneles y habitáculos conforman un espacio sorprendente y donde asoman al exterior cavidades y cavernas que nos recuerdan una época troglodita ya pasada. Algunas de estas cavidades todavía ejercen como vivienda y ver cómo los moradores se sientan a degustar un té mientras se contemplan las preciosas vistas sobre el valle causa pasión y, hasta cierto punto, sana envidia.

Aprovechando la blanda toba de la que está hecho el cerro, su peculiar y orgullosa figura se alza dominante sobre la altiplanicie que linda con el valle. Un lugar que, de hecho, ya fascina visto desde lejos.

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Aunque únicamente escribimos del gran promontorio que domina el pueblo, todo lo indicado también sirve para el resto de pequeños promontorios que lo rodean y a cuyos pies se encuentra el pueblo del mismo nombre, un lugar también fascinante, calmado, sosegado y tranquilo.

Al castillo se accede a través de una cavidad que hace de habitáculo de entrada y cuya puerta, que corresponde a una gran piedra de rueda de molino, se deslizaba para taponar el acceso en caso de asedio y ataque. Aunque podemos ascender hasta la cumbre, hay lugares en los que debido a la erosión no es posible entrar. Las vistas sobre el valle de Göreme, desde la cumbre, son espectaculares.

En las cavidades externas del promontorio se encontraban ubicados palomares. En ellos, los habitantes recogían los excrementos de las palomas para utilizarlos como fertilizante natural para sus huertos.

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A los pies del castillo diferentes tiendas y puestos turísticos ofrecen artesanía del lugar así como comida y telas. Capadocia ha sabido adaptarse a un mundo que vive del turismo y del que ha sabido sacar un beneficio propio, que de otro modo, sería muy complicado de conseguir.

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Finalmente, un paseo por el pequeño pueblo nos hace disfrutar de este interesante lugar que, como guinda de un rico pastel, nos provee de unas vistas inmejorables desde diferentes ángulos de esta joya geológica a la que el ser humano ha sabido moldear para su propio interés.

Esperamos que lo disfrutéis, al menos, tanto como nosotros.

Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.

Localización:

Nota: Todas las fotos que ilustran este reportaje fueron realizadas por mí en julio de 2008.  ©Joan Oliveras. Todos los derechos reservados.

2 respuestas »

  1. El invierno del año pasado puede disfrutar de un par de días en Capadocia y, como no, Uchisar y su «castillo». La imagen panorámica de 360º, que ofrece su cima, es difícil de olvidar. Leyendo tu entrada, además de aprender un poquito más del pueblo y la fortaleza en sí, dan ganas de regresar a entender un poquito mejor como utilizaron el ingenio para sobrevivir durante siglos.

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    • Tal y como comentas, el lugar no deja de sorprender. Y aún más después de volver a visionar las imágenes del viaje. Muchos recuerdos se me vienen a la cabeza, recuerdos que, también, me hacen pensar sobre el volver algún día por esas tierras para admirarlas y comprender aquella cultura tan curtida y diferente de la nuestra. Un saludo.

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