Arte escultórico

El peine del viento

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Hoy nos vamos a descubrir una obra de arte compuesta por columnas de acero ubicada en un lugar privilegiado: el final de la playa de Ondarreta, en San Sebastián, con la Bahía de la Concha como fenomenal telón de fondo. Hoy visitamos el Peine del Viento.

Con los calores que hace en estos días cambiamos de escenario y nos vamos a disfrutar del frescor del mar. Hoy nos adentramos a pasear por San Sebastián para disfrutar de uno de sus espacios más reconocidos ubicado en un área ganada al mar.

Esta enorme estructura de Eduardo Chillida ya se muestra altiva y magnífica desde lo lejos. Conforme nos vamos acercando por el paseo marítimo a ras de la playa de Ondarreta su figura en este entorno paisajístico se nos muestra del todo orgullosa sobre las rocas.

Y llamamos «esta estructura» (en singular) cuando en realidad son tres piezas porque el artista inicialmente las contempló como una única pero, finalmente, el espacio fue ocupado por las tres figuras actuales. Eduardo Chillida mantuvo el nombre inicial y esto indujo al hecho de ser conocidas por diversos nombres como “Peine de los Vientos” o “Peines del Viento”, nombres que difieren del original.

Cada una de las tres piezas que conforman esta emblemática obra del escultor vasco se realiza en acero corten y tienen un peso de 10 toneladas. Cada escultura está realizada con cuatro barras de acero que se ramifican de un tronco común que está anclado firmemente a la roca.

Se realiza en acero corten porque este material tiene unas características físicas muy concretas. Una vez oxidado en su parte exterior mantiene las propiedades intactas en su interior no permitiendo su oxidación. De esta forma la obra se concibe con un material muy válido para las duras condiciones atmosféricas y ambientales que tiene que resistir y soportar. De ahí la visualización de la rojez del óxido en su exterior, color rojo que destaca sobre los colores azules del horizonte.

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Ante este espacio se levanta una zona habilitada como punto de reunión donde las vistas sobre la bahía son maravillosas. Este lugar está habilitado en forma de plaza y se habilita con adoquines de granito Es un lugar que en verano se llena de curiosos a observar la obra, pero que durante el resto de año es un lugar tranquilo donde acercarse paseando para disfrutar de las vistas que se obtienen de la hermosa bahía. Sentados allí, la brisa marina nos deleita con su frescura y sus aromas propios del cantábrico mientras observamos el romper del oleaje sobre la zona. Este azote natural del agua sobre la roca hace emerger por unas chimeneas preconcebidas en la estructura adoquinada unas columnas de aire y agua en forma de géiser acompañadas de una gran peculiaridad de sonidos diferentes a modo de órgano que convierten este lugar en un espacio repleto de sensaciones.

Chillida simboliza en este lugar una concepción muy particular del temporal marítimo y cómo éste conforma una parte de la esencia de la hermosa ciudad donostiarra. La estructura simboliza, con su forma de garras abiertas, un quebrar del aire entrante, un aire que termina peinando toda la zona. De ahí su nombre. Y es esta simbiosis al aire libre entre paisaje y arte el que nos hace elevar a lo divino nuestro estado de ánimo. Para finalizar sólo indicados que la obra fue culminada en 1976.

Esperamos que lo disfrutéis, al menos, tanto como nosotros.

Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.

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