Hoy nos vamos a descubrir el que está considerado primer submarino del mundo (que no el primer sumergible). En contra de lo que pudiéramos pensar, no estaba diseñado para hacer la guerra sino para poder efectuar la recolección del coral en las mejores condiciones posibles de seguridad para el recolector. Se trata del famoso Ictíneo.
En el jardín de acceso al Museo Marítimo de Barcelona (que se sitúa en el espacio ocupado por las antiguas Drassanes Reials – Atarazanas Reales) se encuentra expuesta una réplica, a tamaño real, del primer submarino diseñado y construido por Narcís Monturiol. El acceso es libre y puede contemplarse sin necesidad de acceder al museo.
Narcís Monturiol, que era licenciado en derecho, fue un ingeniero, inventor y político nacido en Figueras que se dedicó a la ingeniería. Uno de sus proyectos más entusiastas y más revulsivos para la época fue la construcción de este submarino.
Después que el inventor observara la muerte de un buscador de coral, se puso a investigar un sistema que facilitara el trabajo de estos pescadores sin poner en peligro sus vidas. El resultado fue este pequeño submarino con una forma muy semejante a un pez.
Su padre había sido botero y eso le permitió conocer aspectos relacionados con la impermeabilidad que le fueron útiles a la hora de realizar la nave.
Sus dimensiones eran pequeñas para nuestra concepción actual de un submarino, aunque para aquel tiempo (mediados del siglo XIX) sus medidas eran importantes. Poseía 7 metros de eslora, 2,5 metros de manga y 3,5 metros de calado. Era construido en gran medida de madera (en aquellos tiempos no estaba generalizado construir en acero). Poseía dos cascos diferentes y revolucionarios para la tecnología de aquel tiempo. El primer casco era interior, con presión, que era donde se alojaba la tripulación. Era esférico y tenía un volumen de 7 m3. El otro casco, el externo, tenía forma de pez.
Entre los dos cascos se encontraban los tanques (llamadas vejigas en aquel tiempo) de flotación, unos depósitos que suministraban oxígeno para los ocupantes. También se encontraban el sistema eléctrico y de iluminación.
Disponía de una hélice horizontal que le permitía sumergirse. Ésta giraba en ambas direcciones mediante las cuales podía hacer descender o ascender la nave. De este modo conseguía una libertad de movimientos total en los tres ejes de movimiento.
Una de las particularidades era que su fuerza motriz era humana: se requerían cinco personas para su manejo, siendo necesarias cuatro para accionar la hélice propulsora.
También disponía de diferentes herramientas externas para la recogida de coral.
Su sección era elíptica a semejanza de los peces de los que emulaba su forma. De hecho su nombre, Ictíneo, proviene de la unión de dos palabras griegas: ichtus (pez) y naus (barco), que podría traducirse como nave con forma de pez.
Varias mirillas ubicadas en lugares estratégicos permitían orientarse y dirigir la nave.
En la actual ubicación hay un pequeño peldaño de metal (se puede apreciar a la derecha de la imagen) que nos permite acceder al punto de vista de una de las mirillas donde podremos contemplar, en su interior, el rostro de una figura humana que observa el exterior.
Aunque su primera botadura para realizar pruebas fue el 23 de junio de 1859 en el puerto de Barcelona, no fue presentado en sociedad hasta el 23 de septiembre de 1859. Acudieron autoridades, ciudadanos y periodistas de la ciudad condal. En este acto realizó primero tres inmersiones consecutivas de pocos minutos cada una de ellas a una profundidad de 10 metros. Luego hizo una demostración de desplazamiento sumergido recorriendo unos 500 metros y alcanzando una profundidad de 20 metros. Para este desplazamiento invirtió 2 horas y 20 minutos. Su presentación fue un éxito completo y causó gran admiración en la época.
Realizó otras pruebas en Alicante el 7 de marzo 1861 consistentes en recorrer una distancia de 3,5 millas. Aunque también fue un éxito no recabó el apoyo gubernamental que Narcís Monturiol necesitaba para poder sufragar la inversión que requería el diseño y la realización del Ictíneo II, un submarino mayor que el Ictíneo. Al final, se consiguió sufragar el dinero necesario para su construcción mediante suscripción popular, pero esto ya forma parte de otra historia.
En total este submarino realizó 69 inmersiones. Un dato a tener en cuenta es que Narcís Monturiol se adelantó a su tiempo en la concepción de la aplicación de la seguridad para los tripulantes en el diseño pues ninguna de estas inmersiones tuvo percance alguno. Narcís Monturiol fue un adelantado a su tiempo en conceptos como el diseño, la tecnología y la prevención de accidentes en submarinos. Pero, por desgracia, fue una persona que no obtuvo el reconocimiento ni los apoyos necesarios para desarrollar todo su ingenio en una época en la que los avances tecnológicos se sucedieron de forma vertiginosa en muy diversos campos y revolucionaron la forma de diseñar, de realizar y de construir. Esa época marcó un salto tecnológico en la historia de la humanidad.
Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.
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