Hoy nos vamos a disfrutar de un espectacular espacio costero dominado por el faro Vilán, ubicado en el cabo homónimo donde las vistas que tenemos, en plena Costa da Morte (en la provincia de A Coruña, Galicia), nos dan una inmejorable visión sobre este espacio, todavía salvaje y plagado de desiertas playas, de nuestra geografía. Por desgracia, esta costa se cobra un alto precio en vidas entre los marinos que transitan por ellas. Valgan estas líneas para recordarles. Hoy nos aventuramos, pues, a realizar un pequeño itinerario en vehículo entre el Cabo Vilán y el cementerio de los ingleses.

Este maravilloso paisaje se encuentra enclavado en el centro de la Costa da Morte, en el término municipal de Camariñas (provincia de A Coruña). El faro que se aprecia en las imágenes domina toda esta zona costera. Su presencia y su potencia de luz hacen de él uno de los más efectivos y más importantes de la costa gallega.

Ya desde lejos se aprecia su presencia sobre la línea costera. Se ubica en el Cabo Vilán, que es formado por un promontorio rocoso al que le continúa un islote llamado Vilán de Fóra, como punta externa. Su silueta se recorta contra el cielo formando un espectáculo visual de gran belleza, y en donde diferentes aves marinas tienen su hábitat.

Se llega a él mediante la carretera que une Camariñas con la costa. Hay un pequeño aparcamiento enfrente del edificio que hace de centro de interpretación del lugar y que se encuentra aledaño al faro. Ya desde este espacio podemos divisar toda la línea de la costa. El lugar es escenario de fuertes vendavales y tormentas durante muchos días al año.

El faro actual no es el primero que hubo en este lugar. Hubo uno anterior, de 1854, que funcionaba a vapor y que, a consecuencia del desgraciado accidente del buque inglés HMS Serpent, quedó demostrada que su ubicación no era la más idónea. Su luz sólo cubría 10 millas, no era muy alto y, además, no se encontraba tampoco en el punto más alto del cabo con lo que se producía una zona ciega comprometiendo la navegación. Para remediar esta circunstancia se decidió construir otro en mejor ubicación y a sólo pocos metros de él, que es el que podemos observar en la actualidad y, de hecho, es uno de los protagonistas de este artículo.

El actual se inauguró el quince de enero de 1896 y fue el primer faro del país en funcionar con luz eléctrica. Para su funcionamiento se construyó un edificio aledaño de planta rectangular que albergaba la vivienda de los trabajadores, los talleres y el almacén. Para su funcionamiento se requerían seis fareros, un maquinista y un fogonero. Actualmente este edificio es el que nos encontramos junto al aparcamiento y que se ha habilitado como centro de interpretación, tienda de recuerdos y cafetería. En una sala de su interior, que hace las veces de museo, se relata lo sucedido en el naufragio del buque HMS Serpent, hecho que explicaremos más adelante. Además, como curiosidad añadida, en el centro de interpretación se muestra la primera linterna que tuvo el faro:

Para los amantes de la localización el faro se encuentra a 43º09,7’ de latitud norte y 09º12,6’ de longitud oeste. Actualmente el faro emite dos destellos cada 15 segundos con un alcance de 27 millas náuticas. Posee una altura de 25 metros sobre el promontorio, que a su vez se encuentra a 105 metros sobre el nivel del mar. En 1962 se le dotó de una nueva sirena, una nueva óptica y una linterna. Como nota curiosa, el acceso al faro se realiza a partir de una escalera cubierta que parte del edificio por el exterior. Para el visitante no es posible el acceso:

Por un pequeño sendero ascendente que parte del aparcamiento se accede a la cima que hay justo detrás del promontorio donde se encuentra el faro actual. Desde aquí se alcanzan buenas vistas de todo el entorno natural de la Costa da Morte y se pueden contemplar los restos de la base octogonal del viejo faro:

Desde este punto es posible ver gaviotas, araos, petreles y cormoranes surcando los aires sobre un océano bravo y de fuerte color azul. También es visible el santuario de Virxe de Barca (que se encuentra hacia el sur, en la punta de la península de Muxía), Este lugar fue declarado Sitio de Interés Nacional en 1933. Justo detrás se puede ver una inmensa cantidad de grandes tanques acuíferos que pertenecen a una piscifactoría ubicada en esta zona. La zona que se encuentra hacia el norte es hacia donde nos desplazaremos en el recorrido y es donde desde este punto se obtienen unas vistas privilegiadas.

Una vez realizada la visita y  disfrutado del entorno descendemos por la carretera de acceso al faro y llegamos a una carretera que bordea la costa en dirección norte (el mar queda a nuestra izquierda). A través de esta carretera, observamos el paisaje salvaje del litoral. A nuestra derecha un parque eólico rompe con las privilegiadas vistas paisajísticas de este entorno natural. Tanto las mareas como los temporales que abaten esta zona hacen que las playas estén con pocos bañistas. Aparcamos el coche en un pequeño aparcamiento junto a la carretera y aprovechamos para mojarnos los pies: el oleaje que impera no nos permite más. Optamos por sentarnos en un rincón entre rocas para tomar el sol y sentir la brisa marina sobre nuestras caras. El lugar nos sorprende por su magnífico estado de conservación y por la poca presencia humana que encontramos.

Después de un descanso retomamos el vehículo y continuamos el trayecto llegando a los pocos minutos a la playa de A Balea donde es posible ver la Fosa do Lobo, un lugar recientemente restaurado donde se realizaba la caza del lobo  y que pertenece a la denominada arquitectura popular, arquitectura que se está intentando preservar. Se componía de dos altos muros ubicados en forma de V en cuyo vértice se alojaba un pozo. Los lobos perseguidos por la batida de cazadores eran dirigidos y acorralados dentro de los muros, que hacían de trampa, cayendo al pozo donde era posible matarlos. Por desgracia, ésta fue una práctica habitual en Galicia y otras zonas rurales hasta el siglo XIX.

Desde esta zona se obtienen unas vistas privilegiadas sobre la costa y el faro, que se observa en todo su esplendor recortándose su figura sobre el horizonte:

Recuperando el camino alcanzamos el Cementerio de los ingleses, un pequeño cementerio ubicado junto al mar.

Desde aquí se divisa un espectacular escenario costero formado por agrestes acantilados y suaves playas desiertas. Estas costas cuentan con innumerables naufragios siendo el más conocido el del buque de la armada inglesa HMS Serpeant que encalló la noche del 10 de noviembre de 1890 en la zona del Cabo Boi, a 600 metros de la costa. 175 de sus 178 tripulantes murieron apareciendo lo cuerpos de los desafortunados a lo largo y ancho de esa costa cuyas vistas se pueden apreciar en la imagen superior. Fueron enterrados en un cementerio que hay en este mismo enclave y que es conocido como Cementerio de los ingleses. Todavía hoy en día el cementerio recibe ofrendas en recuerdo del suceso:

Nos vemos en un próximo rincón. Un saludo desde estas líneas.

Localización: