Hoy nos vamos a visitar el belén ( o «pessebre») de mi ciudad, El Prat de Llobregat, localidad cercana a Barcelona. Como sigue siendo tradición en muchos pueblos y ciudades de Cataluña y de otras muchas partes de España, durante las navidades se suele realizar un belén por parte de cada ayuntamiento. Estos belenes se plantan antes de navidad y suelen perdurar hasta el día después de reyes, día en que suele procederse a su desmantelamiento.
Hace años se mantenía la figura compacta de los belenes y cada año se reproducía el de la anterior edición. Eran pocas las figuras pero grandes en tamaño, que convertían la escena en cotidiana año tras año, enmarcándose sólo al propio nacimiento. Recuerdo de niño ir a verlo con toda la ilusión propia de un muchacho y lanzar a la figura del niño Jesús una moneda. Esta tradición propia de aquella época se ha ido perdiendo a lo largo de los años. Recuerdo que al finalizar el día aparecía todo el interior del nacimiento lleno de monedas, de tantos otros niños que hacían lo mismo y que llenaban de alegría a los organizadores del belén.
Pero hace unos cuantos años este criterio de mantener el mismo belén varió y desde entonces el montaje se transforma año tras año. Éste se realiza por personas mayores (“la gent gran”) del municipio que, con ilusión, sacrificio, tiempo y trabajo sacan adelante auténticos escenarios donde la belleza ya no está en las figuras (hay más y más pequeñas) sino en los escenarios mostrados. Gracias al buen hacer de este cúmulo de personas podemos disfrutar año tras año de estupendos belenes. Sirva esta entrada en el blog como pequeño homenaje a todas estas personas anónimas.
En esta ocasión representa un pueblo medieval en el que se está construyendo una catedral de estilo gótico. La catedral ocupa el cuerpo central del belén, mientras que el pueblo se sitúa a un lado. Figuras paseantes ocupan el espacio entre ambas estructuras, desde donde se puede observar la configuración exterior de la catedral. Destacan de entre todos los elementos arquitectónicos del gótico, las luminosas vidrieras exteriores que dan mucha vistosidad al conjunto, los contrafuertes, el rosetón y los dos pináculos, uno de ellos a medio construir.
Al otro lado de la catedral, se muestra el interior de la misma (puesto que sólo aparece reflejada una de las dos fachadas laterales de la nave central). Se pueden observar grúas, escaleras y andamios con figuras en ellas a modo de obreros y peones, así como maestros artesanos. Unos cimientos se adivinan junto a pilas de piedra en lo que se intuye es el inicio de la fachada que falta por construir. En estos momentos me viene a la memoria todo el espectáculo narrado en la novela titulada “Los pilares de la Tierra” de Ken Follett, donde se relata, entre otras historias, la construcción de una catedral gótica.
En el exterior de la catedral, hay situado un mercado artesanal en el que diversos artesanos muestran sus productos. Aparecen cereros, alfareros y caldereros, entre otros. Del mismo modo se pueden observar diferentes figuras propias de oficios de aquella época como son el de carnicero, el de panadero, el de lechero, el de calderero y el de granjero, entre otros.
Hay repartidos pastores por el resto del escenario, y se puede ver al arcángel Gabriel anunciando el nacimiento de Jesús a un grupo de pastores reunidos en torno al fuego de una hoguera.
Diversas figuras de animales como ovejas, caballos, vacas y hasta una lechuza (ubicada en lo alto del pináculo de la catedral y que me recuerda a Errol, la famosa lechuza de la familia weasley, de la novela sobre Harry Potter) se pueden observar y le dan un aire entretenido a la ambientación recreada.
Los tres reyes magos, a lomos de sus respectivos camellos, se van acercando conforme van pasando los días al lugar del nacimiento donde las figuras de San José, la Virgen María y el Niño Jesús posan y esperan la venida de los ciudadanos para ser adorados.
Ni la figura más emblemática (y escatológica) del pesebre catalán se ha querido perder este espectáculo visual y ahí está, haciendo sus necesidades en algún lugar escondido entre los matorrales. Ésta es una de las figuras más buscadas y queridas por los niños y los “no tan niños”. Así que os invito a que lo encontréis. Seguro que os dará buena suerte.
En definitiva, es una buena excusa, ahora que el tiempo invita a ello, a salir a dar un paseo por el municipio y pasearse por la plaza de la villa (la Plaça de la Vila) para admirar este trabajo tan bien realizado. El paseo seguro que valdrá la pena. Y si vais con niños, el disfrute de los mismos ante la magnitud de la escena mostrada, seguro que os hará relucir una hermosa sonrisa, además de escuchar y sentir bonitas interjecciones de exclamación.
Desde estas líneas expreso mi enhorabuena para toda la gente que ha participado de una forma u otra en la realización de esta maravilla, y comentarles que ya estoy deseando que lleguen las próximas navidades para poder contemplar otro fabuloso escenario, que seguro me hará enorgullecer de pertenecer a este pueblo y a estas gentes.
Un saludo desde estas líneas.
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